El asesino y la familia de la ex pareja de la mujer aseguraban que ella no lo dejaba ver a su hija y que por eso el joven cayó en una fuerte depresión y se mató en un accidente de tránsito.
El hecho ocurrió en el negocio ubicado en la calle Atilio Santillán 48 y el agresor, Roberto Rojas, esperó a que una clienta abriera la puerta para ingresar. Después, abrió fuego contra la víctima y uno de los proyectiles impactó en la cabeza de Rocío Macarena Quesada (28).
La “joven de 28 años se encontraba en su peluquería cuando cerca del cierre de la jornada laboral llegó un hombre y le disparó varias veces desde la vereda del local. Luego, se disparó a sí mismo en la cabeza. Ella fue trasladada al hospital y llegó sin vida, mientras que el hombre falleció en el lugar.
Según las primeras investigaciones, Rojas responsabilizaba a la mujer por la muerte de su hijo, ocurrida hace tiempo atrás al chocar su moto contra un paredón cuando conducía en evidente estado de ebriedad.
La familia señaló que el joven no podía ver a su hija porque Quesada lo impedía, y con el paso del tiempo cayó en depresión. Nunca le perdonaron a ella la actitud que había asumido ya que, a su entender, fue lo que provocó la muerte de su hijo.
“Es un hecho aberrante que judicialmente está resuelto, en razón de que se extingue la acción penal por la muerte del autor del mismo”
Según el observatorio de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MUMALÁ), en Tucumán se registraron en 2020 un total de 19 femicidios, 15 de los cuales ocurrieron durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus.
Se trata de la cifra más alta registrada en la provincia en los últimos 5 años, después de 2018, año en el que se contabilizaron 17 asesinatos a mujeres por razones de género.
A nivel nacional, durante el año pasado se cometieron 270 femicidios, lo que equivale al asesinato de una mujer cada 32 horas. Según estas cifras, Tucumán fue la segunda provincia con mayor cantidad de femicidios por habitante con una tasa de 2,1.
Fuente: Cronica